Gracias a diversas razones históricas, la Comunidad Autónoma del País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra mantienen atribuciones tributarias propias que las diferencian del sistema de recaudación de impuestos vigente en el resto de España.
En el régimen tributario “común”, la administración central española recauda la gran mayoría de los impuestos, tasas y aranceles, y luego distribuye esos ingresos entre las distintas provincias atendiendo a las necesidades de cada una.
Esta duplicidad de modelos en un mismo país se debe a que el País Vasco y Navarra lograron mantener sus prerrogativas tributarias frente al poder central a lo largo de la historia, incluso durante la dictadura franquista, cosa que no ocurrió en otras regiones, como Aragón o Cataluña, que perdieron sus fueros en el siglo XVIII.